28 de diciembre de 2010

El camino a la felicidad

Todos en esta vida perseguimos el mismo fin. Alcanzar la felicidad. Lo que cambia de una persona a otra, son los medios empleados para llegar a ella.
Para algunos, la felicidad es sinónimo de perfección. De estos, algunos buscan la perfección física, otros la intelectual. Lo peor es que generalmente estas personas se creen cerca de alcanzarla. Pobres ingenuos. Sigan intentando, les deseo suerte a todos ellos. Si encuentran la formula, ni se gasten en llamarme, porque no me interesa. También se encuentran los ambiciosos, los superficiales. Y peor aun los que se acomodan dentro de su persona, incluidas virtudes y defectos, y creen que alcanza con sentarse a esperar que la vida les toque el timbre.
Mi felicidad llega por otros medios. Yo pertenezco al pequeño grupo que disfruta escribir aunque nadie lo lea. A los que prefieren un libro antes que la televisión. A los que tienen por ídolo no a Marcelo Tinelli, sino a Mario Benedetti, Ernesto Sábato, García Márquez o Julio Cortazar.
No se cuantos somos, o si hay muchos igual que yo. Pero cómo me gusta la gente que prefiere mirar el mar, antes que una película en 3D. Los que se quedan unas horas más despiertos para mirar el amanecer. Me gustan los que disfrutan viajar, los que prefieren el bosque o la playa antes que el Shopping, los que sueñan con cosas mejores. Los que disfrutan la música y prefieren a los Beatles, Calamaro, Fito o Charly antes que la cumbia. Esos sos mis amigos. Como me gustan mis amigos. Soy de las personas que encuentran la felicidad estando cerca de la familia y de los amigos, es decir de las almas gemelas. Y si por casualidad la encontramos en otro lado, lo primero que queremos hacer es ir a compartirla con ellos.
Me gusta la soledad, me gusta mi familia, me gustan mis amigos. Me gustan los locos. Y cómo me gustan los artistas. Aquellas personas que se pueden remontar al lugar sobre el que escriben, cantan, pintan, o bailan. La vida de una persona está determinada por sus vivencias, ya que cada uno piensa acerca de lo que conoce, porque lo vivió, lo escuchó o leyó. Pero el artista, ese ser atemporal, omnipresente, puede remontarse a sus vidas pasadas, a sus vidas futuras. Al centro del universo, o al país de las maravillas. A donde soñó y no recuerda, al lugar donde pertenece y al que nunca fue. Me gusta el artista que inventa, que propone, que crea. Me gusta el que va más allá de lo obvio, de lo cotidiano. Me gusta el que cree en lo que hace, me gusta el que se cree un loco, y al que le gusta ser un loco. Me gusta el que vive la vida, que no espera que la vida lo viva a él.
Esa es la gente que me hace feliz.

3 comentarios:

  1. a mi tb me encanta la gente asi, como vos :)

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  2. "Yo pertenezco al pequeño grupo que disfruta escribir aunque nadie lo lea". Qué lindo, ojalá algún día alguien diga "artista" y piense en nosotras, escritoras de corazón.
    Te quiero loca amiga :)

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  3. me encanto loca! ... la vida es el borda ajaja... te amo loca... ya se q estoy piantao piantao paintao .. trepate a esta ternura de locos q hay en miiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii

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