6 de marzo de 2011

Teatro

Qué lindo ir al teatro. Qué lindo prepararse para ir. Imaginarse qué va a pasar, cómo va a ser la obra, cuántas personas van a ir. Qué lindo fijarse 1.000.000 veces si llevamos las entradas. Qué lindo leer el programa mientras esperamos. Me encanta observar la sala como si no la conociera de antes, como si yo misma nunca hubiese estado en ese mismo escenario. Qué lindo ver la sala llena, aunque la gente haga ruido con el papelito del caramelo, no le importe contestar el celular a los gritos ni hablar con el de al lado y para colmo explicarle los chistes -que todos entendimos, porque si pagamos la entrada es porque queríamos venir, y tenemos los ojos y las orejas atentas en el artista-.
Qué lindo que suba el telón, y que empiece la función.

1 comentario:

  1. Yo no voy al teatro hace meses. Cuando hacía, iba una vez por semana y siempre salía con una sonrisa, aunque la obra haya sido una bosta.
    Ahora, me curto en el cine.
    Y también salgo sonriendo.

    ResponderEliminar