2 de marzo de 2011

Dilemas existenciales

Ambigüedad. Ambivalencia. Palabras que se repiten en esta cabeza dividida en dos hemisferios, como siempre pero más que nunca. Ganas de entregarte mi vida, mi mundo... de entregarme a vos, de que me tomes y de ser tuya. Y ganas de alejarme, de escaparme, de estar sola aunque estés al lado mío. De guardarme todo lo mío para mi solita.
Nunca gana una de las partes. La lucha es eterna, y va a durar lo que dure esto que es mi vida. Seguramente te voy a entregar una parte de mi, luego me voy a retractar, te voy a arrebatar aquella porción de mi ser que antes te había regalado, y voy a salir corriendo.
En la soledad me voy a arrepentir -otra vez-, voy a volver con la cola entre las patas a pedirte que me aceptes de nuevo, prometiéndote entregarte todo ésta vez. Y lo voy a hacer, te voy a entregar todo. Quizás hasta sea feliz. Pero quizás dentro de la mismísima felicidad voy a añorar ese momento de mi vida en el que yo era enteramente mía, de mi propiedad, si es que da lugar a cosificarme y convertirme en objeto de mi misma -sólo permitido para mi misma-.
Y esta añoranza se va a convertir en miedo, en qué va a pasar si te arrepentís y te alejas de mi lado, llevándote una gran parte de mi para siempre. Ese miedo va a crecer, va a opacar esa felicidad, se va a convertir en un monstruo, alimentado de la rutina, de las peleas, de los celos y las inseguridades. Y me voy a comenzar a alejar nuevamente de tu lado, pero esta vez más lento, de forma casi imperceptible ante tus ojos cegados por la seguridad y la comodidad que ya rozan el aburrimiento. Y cuando quieras darte cuenta ya va a ser tarde, ya no me vas a poder recuperar, ya voy a estar muy lejos de vos, de tus manos que no llegan hasta mí, de tus ojos que ahora miran, que pueden mirar con más claridad, pero que no me pueden ver porque ya no estoy a tu alcance.
Y voy a recuperar la felicidad, la plenitud, la libertad, la autonomía de mi vida. Voy a sentir que ahora soy más volátil que ayer, más etérea, más parecida al viento que a mi misma, (que a lo que fui por vos, que a lo que cambie por vos) más cambiante, voy a ser -o creer ser- feliz otra vez.
Hasta que aparezca otra persona digna de este embrollo que merece ser vivido, y la historia vuelva a comenzar.

1 comentario:

  1. Creo que lo único que puedo comentar es una "comparto el sentimiento".

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