14 de enero de 2011

De amores

No hay placer mayor que tenerte en mis manos. Acariciarte, olerte, observarte. Acomodarte en mi regazo, a mi modo. Tan pequeño sos por fuera, tan débil ante el mundo, ante el tiempo que puede corromperte, ante el espacio que puede hacer que te pierdas, ante el humano que puede destruirte. Sin embargo dentro tuyo, existe otro mundo, no tanto ficticio como imaginario. Pero un mundo hermoso, lleno de posibilidades, de seres, de amores. Yo te tomo entre mis manos, intento conocerte, intento ahondar en tu interior, descifrar tus misterios, comprenderte como nadie logró jamás. Quisiera vivir en ese mundo, en tu mundo. Tan especial sos.
Sin embargo no sos único, no te pongas celoso, pero hay otros como vos. Ellos también me enamoran, también me llaman a que los acomode en mi regazo y los descubra. Pueden ser parecidos a vos por fuera, pero eso no es lo importante. Porque en su interior, ninguno es parecido a vos.
Hay miles de mundos diferentes, y yo quisiera conocerlos a todos, pero no puedo. Tengo que elegir, dar prioridad a algunos sobre otros en mi vida. Sin embargo, todos son parte de ella. Los hubo memorables, aquellos con los que sonrío al recordar. También los hubo malos, insulsos, o predecibles. Algunos están a la espera, desde hace mucho tiempo. Hoy estas vos, hoy sos el único, pero no te acostumbres.


1 comentario:

  1. Ahora están el cielo y la tierra conjugados en el mismo lugar, como una Rayuela debo saltar hasta llegar a lo más alto. Pero tendré que volver, algún día tendré que volver a poner los pies sobre la tierra. Mientras tanto prefiero perderme.

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